1/10/2017 «En algún momento habrá que preguntarse dónde estuvieron los ojos del planeta mientras en Myanmar se confirmaba lo inmenso que pueden ser las decepciones. Al hacerlo, deberemos preguntarnos, también, qué hizo creer que se le prestó suficiente atención a la violencia en un territorio que se encuentra al fin de todo. Hasta el fin del mundo, canta su himno, vivirá Myanmar. Pero sólo vivirá parte. Los que no, murieron o huyeron de la limpieza étnica.» De click en el texto para seguir leyendo Twittear