9/2/2020

«A estas alturas, lo más adecuado sería incorporar la figura del delirio al análisis político nacional. Se suman a nuestros inmensos lastres, tanto el despropósito como la insistencia en relacionar sujetos inconexos para llegar a una conclusión aparente. Si bien hacer soñar puede ser una virtud política, el gobierno de un país se rige por una confusión práctica cuando la política permanece en el sueño y no se entiende como vía para modificar la realidad.»

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