logo-nexos1/9/2018

«Por momentos tengo la impresión de que tanto el fatalismo como el triunfalismo, separados por intenciones retóricas, se han transformado en una constante de vacíos en la mayoría de los discursos políticos alrededor del mundo. No sólo los de especialistas, políticos profesionales o funcionarios; en ocasiones también noto cierta tendencia entre los textos de diversos periodistas, comentócratas y, a riesgo de equivocarme a causa de lo limitado de las lecturas que puedo tener, también en gran parte de la interpretación política de individuos dispares en las distintas sociedades a las que intento acercarme. El entusiasmo exacerbado pronostica un futuro sin contemplar la realidad del presente o el desastre anticipado anula cualquier posibilidad de futuro sin detenerse a revisar los elementos positivos de un presente innegable. Sin matices, la relación con la realidad llega a embriagarse de la euforia optimista o inundarse en la versión fútil de un supuesto y limitado pesimismo. Si tan sólo volviéramos a considerar aproximarnos a la realidad desde la imprescindible condición de la melancolía.»

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