No es privativo de México. Es aquí, en lo político y con la abundancia de opiniones que ha formado la arena pública. Es en Europa, con Inglaterra, Francia y España dando pasos por las tierras de la palabrería que dan la bienvenida al nativismo, la extrema derecha y la complacencia. Es en Estados Unidos, con los peligros demenciales de un manicomio ejecutivo.
Sin otra intención más que aclarar mis ideas a la hora de leer y escuchar, espero encontrar en estas líneas las bases mínimas para volver a discutir fuera de los sinsentidos.»