GUADALAJARA, JALISCO (30/NOV/2016).- El escritor mexicano Maruan Soto Antaki presenta hoy en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) su más reciente novela «El Jardín del honor», libro que parte de una historia personal, el robo de un anillo de más de ocho siglos que le da las herramientas necesarias para hacer un thriller que involucra la ficción con la realidad histórica, su árbol genealógico y sus contexto pasado, el Oriente Medio.

«El anillo de Antioquía que fue robado en los años setenta, creo que es la razón de por qué escribir este libro y es porque el anillo nunca va a aparecer. Lo que traté de hacer y lo que hace cualquier autor cuando toma un asunto personal, es usarlo para construir una novela y al final, es una historia que lo permitía».

Simón Ferré es el personaje central de esta novela, un ladrón que en su juventud roba este anillo y 40 años después de tomar esta joya, convertido en anticuario y coleccionista de arte, descubre en una exposición de Bizancio el anillo del que perdió rastro. El libro también desarrolla una crítica a los museos, sobre cómo se construyen mentiras para hacerlas pasar como verdades.

«En el siglo XII, el emperador Alejo Comneno, uno emperador griego, acaba de pasar la primera Cruzada y le entrega a uno de los súbditos el título de una ciudad en recompensa por cualquier cosa -así se las gastaban-. Le otorga el título de la ciudad de Antioquía y con ese título le da un anillo, que era el que se usaba para sellar estas cartas viejas, el apellido Antaki viene de ahí, de la ciudad», explica Maruan.

Durante ocho siglos tanto el título de la ciudad como el anillo permanecieron encerrados. «Pasaron las cruzadas, Bizancio, El Imperio Otomano, el mundo entero y a lo largo de ese tiempo la familia, que mantenía ciertas cosas, nunca logró ejercer gobierno más que los primeros años cuando se les otorga la ciudad, hasta principio del siglo XX».

El bisabuelo de Maruan gobernaba Antioquía bajo el régimen del Imperio Otomano hasta que ocurrió uno de los más grandes genocidios del mundo, el asesinado de más de millón y medio de armenios. Su bisabuelo se alzó en contra y comenzó a rescatar a los que no habían sido alcanzados por tal crimen. Lo exilian y lo dejan que cargue con el patrimonio que alcance, en el camino uno de sus hijos muere y el pergamino del título de la ciudad se pierde, no así el anillo.

Y desde entonces les prohíben la entrada a esta ciudad a él y su estirpe hasta que el 1988 esta cláusula se rompe, pues su abuelo y su tío abuelo acuden a firmar los derechos de la ciudad a cambio de que su descendencia pudiera conocer de su pasado, claro, también se les dan algunos miles de dólares. El primero en pisar Antioquía después de tantos años fue el propio Maruan en 2001.

EL INFORMADOR / KIKE ESPARZA