1/10/2015 Si se lee la prensa, se presta algo de atención a las redes sociales y levanta el oído en la calle, se podrá coincidir en que el insulto es un concepto que se ha ido depreciando. Su valor se ha hecho mínimo y rudimentario, los insultos ya son pedestres. No faltan los emisarios de buenas costumbres que lo definen como parte de la mala educación, olvidando el florilegio que varios autores han escrito y ahora, se alimenta del menor esfuerzo. Twittear