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La carta del verdugo

Por Alejandro Pulido Cayón.

PUÑO Y LETRA 5 mayo, 2015  | 5:18 pm  Con Acento

Las mayores batallas siempre ocurren al interior de nuestras almas. Ahí, en esos territorios, también encuentran abrigo grandes pasiones e historias. Maruan Soto Antaki lo sabe, y prueba de ello es su más reciente novela: La carta del verdugo.
Cargado de existencialismo, este libro narra la vida de Bernard Reynaud, quien fuera el último suplente del “ejecutor en jefe de presos criminales” en Francia, y la relación que mantiene con la bióloga mexicana Clóe Gilbert, que resulta ser su único amor verdadero.

De igual manera, podría decirse que trata sobre Clóe y el sinuoso camino que la llevó a elaborar “la ecuación de la muerte”, hasta obtener la evidencia contundente de su tesis sobre la evolución de las especies, gracias a un rarísimo caracol marino. Es, en todo caso, una novela que entreteje ambas narraciones con maestría.

Gracias a su construcción, en La carta del verdugo Maruan Soto lleva a nivel de subtexto una seria reflexión sobre la abolición de la pena capital como un avance en la escala evolutiva de la humanidad, sobre todo en sus implicaciones sociales.
Francia, nos dice el autor, mantuvo vigente las ejecuciones mediante guillotina hasta 1981. Bernard, nacido en la antesala de la Segunda Guerra Mundial, es un personaje que crece lleno de carencias, y como única alternativa laboral ingresa a la policía, donde luego accede al puesto de ejecutor del Estado. Aunque por su mano nunca se accionó la máquina, asistió a múltiples asesinatos “legales”.

Clóe es hija de emigrantes franceses establecidos en México. Joven apasionada por las ciencias de la vida que recibe instrucción de una malacóloga española, Eulalia, quien ostenta una de las más valiosas colecciones de caracoles y conchas marinas. Esto es lo que, a final de cuentas, une a los protagonistas en la trama.

En distintos momentos, Soto Antaki recurre a la ironía y el fino sarcasmo para describirnos a sus personajes, para luego llegar a sentencias demoledoras, descripciones precisas, sucintas que nos plantan de cara al horror. “Las posturas a favor y en contra de la pena de muerte nunca preocuparon al escuadrón [de ejecutores]. La Liberté, Fraternité, Égalité y ellos eran una tradición”, apunta.
A lo largo de las páginas, el lector asiste a una recreación convincente de la década de 1970 y principios de los 80, en la que los debates políticos y el desarrollo de ideas filosóficas son la constante. Sin embargo, en ese tiempo igual presenciamos alegrías y tormentas sentimentales de Bernard y Clóe.

Editada por el sello Alfaguara, La carta del verdugo es la segunda novela de Maruan Soto. En ella apreciamos el trabajo de un joven escritor que denota gran capacidad reflexiva y conocimientos del mundo. Cabe mencionar que en estas fechas también circula, bajo el sello Taurus, su primer ensayo titulado Reserva del vacío, que versa sobre la muerte como invención literaria.

Para darnos idea de la precisión narrativa de este literato, finalizo con esta cita que ilustra la experiencia patibularia: “Bebió un trago de coñac, comulgó y perdió la cabeza a las cuatro y media de la mañana”.

En Twitter: @alexpulidocayon