1/3/2022

«La primera vez que fui a vivir a Siria, durante mi adolescencia, viajé para tomar distancia de algunos excesos y tropiezos propios de una edad de patente idiotez. La casa familiar en la calle Hamra fue el adecuado. Si se podía conseguir en la calle un poco de hachís era mucho y ninguna sustancia cabía en las conversaciones. Hoy, a once años de la guerra y cerca de tres décadas de esa ocasión, Siria es sólo el nombre de aquel país y lo más semejante a un narco-Estado: captagón.»

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