31/3/2019

«Hay cierta falta de sentido histórico cuando en una sociedad es posible pelearse por quién es más pueblo, qué es más nacional, quién representa de forma auténtica el conjunto diverso. No tenemos recurso más frecuente en nuestra construcción política. A la noción identitaria se le arrebata la profundidad para transformarla en ornamento de discurso. La carta mexicana no es una misiva a la corona española sobre un asunto pendiente, tampoco sus infinitas y estériles diatribas paralelas. La carta mexicana es aquella con la que recurrentemente enaltecemos virtudes y agravios para evitar una realidad que pediría hacerle frente.»

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