17/11/2019

“La vulgaridad pasa por encima de la ética. La arrasa con la abdicación al ejercicio político en nuestra nueva época. Como antes, la ley no es la ley, sino la fuerza de los numerosos y sus acuerdos. Comparten el mismo dejo, tanto la manipulación que hasta ahora le da a la gubernatura de Baja California más tiempo del que fue votado, como la ilegalidad en el nombramiento de la encargada de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Cada requisito fue obviado. Se asoma la indulgencia de los sinprincipios. Marxistas de Groucho que ajustan su inclinación a la marea.”

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