1/9/2019

«En un discurso político es más sencillo nombrar las ilusiones de un país, que su realidad. También es menos honesto. Aquí, donde somos poco dados a otorgarle importancia a las palabras, éstas tienden a decir cualquier cosa. Nuestro presente es incapaz de sortear contradicciones. A través de la dialéctica nos resignamos a ignorar lo que implican las ausencias, pese a que, hace no tanto, llegamos al consenso de que el rumbo por el que transitamos era insostenible.»

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