30/6/2019

«Es difícil encontrar triunfos más duraderos en la política mexicana que la adecuación a la verticalidad de nuestros gobernantes. La construcción vacía que hace un año emanciparía a México de corrupción, cobró dimensiones metafísicas en cuanto el espejo mostró que tiene otros rostros además del financiero. Llevamos demasiado tiempo pasando por alto que su sujeto puede ser el lenguaje y también la ética. En el pantano en que nadamos olvidamos que la corrupción de la verdad es la transformación retórica de lo real, para ajustarse al discurso de un gobierno o de un sistema.»

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